Clamando en el Desierto

jueves, octubre 26, 2006

Paredes y poesía.

Hoy el presidente de los EE.UU. sancionó la ley que permite la construcción de una valla de 1.100 Km. en la frontera con México.

La función primordial y casi única de las paredes es aislarnos, de las inclemencias del medio ambiente, las impertinencias del vecino, las miradas del fisgón. Sin embargo estas construcciones tiene un gran defecto: entre más grandes, menos sirven, si no que lo diga el muro de Berlín o la más grande de la historia, la muralla china.

Pero las paredes tienen funciones artísticas, su colaboración en las artes plásticas es innegable, ya como soporte de pintura mural, ya como piezas arquitectónicas. Aunque el fenómeno está menos estudiado, también tienen papeles importantes en la poesía; se puede dejar, por obvia, la influencia que los pequeños recintos defendidos por paredes tienen sobre la poesía erótica. Más interesante es la que esos grandes e inútiles muros tienen sobre la épica.

Las murallas de Troya, burladas por el ingenio de Ulises, comparten con Aquiles el papel protagónico de la Iliada; el paso del Mar Rojo – una barrera al fin y al cabo – y la caída de los muros de Jericó, son dos puntos culminantes del Éxodo. Sin las barreras que representaron el Rin, el Danubio y las fortificaciones y guarniciones de la frontera romana creadas por los Antoninos, El Cantar de los Nibelungos quién sabe si hubiera existido. Amurallados y almenados eran los castillos del Romancero Español.

Hoy Bush, émulo de los peores emperadores, aprobó su propio elefante blanco en la frontera sur. A pesar del apoyo de satélites, cámaras, radares, luces, aviones no tripulados, la valla tiene todas las probabilidades de continuar con la inutilidad de sus antecesores. Probablemente aumentará, además, la violencia en ambos lados de la frontera.

Si en la práctica la gigantesca valla tiene pocas posibilidades, en la poética puede ser otra cosa. Si la sociedad gringa sigue por el camino que viene, y nada indica un posible cambio de dirección, es muy probable que la única obra de la cultura norteamericana del siglo XXI que pase a la posteridad sea un narcocorrido de cualidades homéricas y que alguna Carmela la Texana llegue en las leyendas siglo XXV al lado de Helena de Troya. Todo esto auspiciado, quién lo creyera, con 7.000 millones de dólares por la administración Bush.

lunes, octubre 23, 2006

Me cansé de Luchar

Es un hecho que el castellano picó en barrena desde que le cambiaron el nombre, baste notar cómo pululan los que colocan lo que no se puede colocar y escuchan todo lo audible, mientras la epidemia de deque fobia sólo es comparable a la de dequeísmo y el pánico a los reflexivos escala posiciones sociales.

Pero yo me cansé de luchar por la pureza del idioma, de hoy en adelante miraré con respeto a quienes pongan cara de doctos mientras se beben con idiotez sus vasos de idiotez, convencidos de que el vaso sólo es el continente, mejor dicho el recipiente, para que no me aleguen que el continente es América. Me apartaré de quienes se cuelan sin reprocharles que colen. Rodearé en silencio a quienes detengan en plena calle a recepcionar brochures. Prometo no mencionar ni el que ni el gerundio galicados. Soportaré con resignación cristiana que los traductores mexicanos afincados en Miami desconozcan los tiempos condicionales y evadan los compuestos, pensaré que si no compro los productos que ofertan, la televisión me resulta gratis. Guardaré obstinado silencio frente a los plurales del verbo haber y aceptaré que el tinturarse el cabello no sólo es parte del derecho al libre desarrollo de la personalidad sino del de libre expresión.

No me importará que los esqueletos de Caro y Cuervo se revuelquen en sus tumbas, mientras la calavera de Franco se ríe en la suya. Es más, puedo ir más allá: puedo autoconvencerme a mí mismo, aceptando de que los cadáveres de los gramáticos revolquen en sus tumbas.