lunes, diciembre 29, 2008

SIN PERDÓN

Una de las gracias de Cervantes es no andar dando lecciones, él no decía hay que hacer esto o lo otro, ni mi propósito es… sino que lo hace en medio de una frase corriente “… que andaba recogiendo de unos rastrojos una manada de puercos (que sin perdón así se llaman)” Así desde el comienzo mismo del libro anuncia que va a llamar las cosas por su nombre y no piensa pedir perdón por hacerlo.

No abunda en Colombia el principio cervantino, aquí se pide a cada paso perdón por las palabras (no por las acciones), si alguien disiente empieza invariablemente pidiendo perdón, “Qué pena contigo” “Me mueeero de la pena” Parece que desde que el arzobispo Caycedo y Flores mandó retocar los cuadros de La Magdalena en las iglesias bogotanas para que no se vieran los abundantes escotes barrocos de la santa, todo se cubre con un piadoso y pudoroso manto. El manto de los eufemismos –palabras educadas, engañosas, recatadas, hipócritas – lo cubre todo.

Para designar el baño de sangre que a mediados del siglo pasado inundó a Colombia se encontró una palabra, la Violencia (así, con mayúscula porque es nombre propio) que como si se tratara de una malvada divinidad sanguinaria tenía la culpa de todo: Fulano murió en la Violencia, a zutano se lo llevó la violencia, como si se lo hubiera llevado el Coco. Para no exacerbar ánimos que prolongaran el fenómeno, se pidió que no se hablara más. “Vigilar el ruido mismo del corazón” solicitó el presidente Lleras Camargo, pero tal silencio no pacificó el país, sólo llevó a la impunidad y ésta a más violencia. Mientras los españoles hacen una catarsis sobre su guerra civil y el periodo franquista, aquí no sabemos quiénes fueron los beneficiarios de la Violencia ni si fenómenos tales como el Secuestro (otro personaje mitológico) son hijos de aquella – puede que en muchos casos, el secuestro, haya sido una retaliación por la impunidad, pero claro, no se ha estudiado-.

Hoy se está inventando un nuevo personaje de esta eufemística laya: Los falsos positivos, ¿Por qué, me pregunto, llamar a una mezcla de delitos por el menos grave de todos? Planteado así, suena como una falta administrativa menor cuando en realidad se trata de una larga serie de asesinatos (que sin perdón así se llaman) que presentan todas las circunstancias agravantes amén de otros delitos de los cuales el menor es el engaño administrativo. Claro que así se evita llamar asesinos a un grupo de militares, cómplices a quienes los disimularon e instigadores a los que diseñaron y mantienen las políticas perversas que los alentaron.

Otro eufemismo es hablar de ejecuciones extrajudiciales cuando no lo son, es el caso de la muerte del líder indígena Edwin Legarda, se investiga si fue una ejecución extrajudicial o un error. Si lo mataron porque sabían que era él, no fue una ejecución extrajudicial, sino un asesinato premeditado, si fue porque no paró en un retén, esa fue una ejecución extrajudicial y no un error, porque qué código condena a muerte sumaria aplicada por el ejército a todos aquellos que no se detengan ante los retenes militares.

¿Será que el primer paso por la paz es empezar a llamar las cosas por su nombre sin morirnos de la pena?

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1 Comments:

Blogger Soto Hoyos said...

Hay algunos que llaman a Colombia, Estado, como si lo fuera. Otros que hablan de Congreso. Y muchos más que utilizan la palabra Democracia.

9:45 p. m.  

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